Ha ejercido de mediador entre EEUU y Cuba hasta conseguir que reestablezcan relaciones. Sospecho que también habrá mediado entre el gobierno colombiano y las FARC, dada la condición de latinoamericano del pontífice y su impulso irrefrenable de implicarse por la paz y demás causas nobles. Se está poniendo serio en su discurso contra los desmanes financieros y también con el tema de la ecología. Le sugeriría a "su santidad" que tenga cuidado de que su discurso no sea manipulado por movimientos políticos o lobbies diversos (muchos se disfrazan de ecologistas y filántropos, de hecho las organizaciones ecologistas más conocidas, como Greenpeace o WWF Adena, huelen o apestan a corrupción), aunque ese peligro lo debe conocer bien, pues estará al corriente de todo el tema del Vatileaks. Alabo que siga mostrando tolerancia cero con los pederastas (ya dio Ratzinger los primeros pasos en ese sentido). Ahora ha acudido a Nueva York y ha reiterado todos esos compromisos ante la Asamblea General de la ONU, en la que ha sido el primero en intervenir, previas reuniones con Barack Obama y Felipe de Borbón, entre otros. Su discurso lo han escuchado 148 jefes de estado y de gobierno, pertenecientes a distintas religiones; y, seguramente, algunos de ellos a ninguna.
Como uno es desconfiado, me pregunto que hay tras este afán de convertir al papa en una estrella mundial de todo lo que representa la ONU y sus extnsiones, de políticas y objetivos aparentemente filántropos pero siempre sospechosos, por ser poco sinceros u ocultar segundas intenciones.
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