Quién iba a decirle a Marty McFly que
en 2015, en algunos países que entonces eran laicos se estaría
aplicando la sharia a rajatabla. Que las torres gemelas no existirían
por aquello por lo que no existen. Que los drones no se usarían para
pasear perros, sino para bombardear pueblos y ciudades con un mando a
distancia. Que la guerra y los videojuegos se iban a confundir de tal
manera. Que la gente se mataría saltando de
los balcones tras emborracharse en Mallorca o haciéndose selfies en
sitios peligrosos. Al final Marty tenía razón en una cosa: nos
hemos vuelto gilipollas.
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